Catolicismo

La activista atea pro vida y armas que retornó al cristianismo

Kaitlin Bennett es una influencer destacadísima por su exitosa actividad a favor de los debates republicanos más candentes en Estados Unidos tales como guerras culturales en defensa de la vida y contra la ideología de género.

Fue tan llamativo su accionar que llegó a ser invitada Liberty a la Casa Blanca durante la administración Trump.

A diferencia de la mayor parte de activistas pro vida que ostentan alguna fe (especialmente el cristianismo) ella lo hizo desde el ateísmo. La joven que tiene más de 600 mil suscriptores en su canal de youtube  Liberty Hangout, ha sido durante años una celebridad en favor de valores asociados a la vida religiosa, pero sin ser parte de ningún culto.

Sin embargo, Bennett fue educada en una familia católica. Su ateísmo se hizo presente en su pre adolescencia cuando tuvo una crisis de fe motivada por un profundo miedo al infierno y a la muerte, basada en la incomprensión de varios episodios de la Biblia. Fue tal el desasosiego que fue tomada por la incredulidad.

Al respecto contó: “Tenía tanta ignorancia y falta de formación que era más fácil para mi rechazarlo todo si eso significaba no asumir seriamente la posibilidad de entrar en el infierno o la existencia de Satanás”.

Sin embargo, lejos de que el ateísmo se convirtiera en una solución a sus miedos, se transformó «en una de las cosas más aterradoras por las que pasé”, aseguró la joven activista que retornó a su religión.

“Rechazar la bondad de Dios para minimizar mis miedos al infierno me llevó a exacerbar esos miedos y ansiedades, y el pensamiento que siempre ocupaba mi cabeza era: `¿Y si me equivoco?” empezó a cuestionarse.

“Aunque me asustaba, siempre recordaba la enseñanza de quesi rechazas a Dios con los que te rodean, Él te rechazaría en el cielo pero yo ya lo había hecho así que, ¿por qué parar?” reflexionó.

Durante los últimos años en la escuela y sus estudios universitarios, Bennett abrió un canal de YouTube donde comenzaba polémicos debates con liberales y wokistas defendiendo las posturas conservadoras en lo relativo al aborto y la ideología de género.

Algunos de sus recuerdos en los primeros años, trae multitudinarios debates frente a cientos de activistas que le acusaron de ser una “estúpida cristiana”. Su fama se hizo mayor cuando respondió que en realidad era atea. Sin embargo este episodio fue el impulso que la llevó a ponerse nuevamente en el camino cristiano. “Uno de ellos se disculpó por atacarme ante 400 personas y eso me hizo sentir vergüenza de mí misma. ¿Cómo podía alinearme con personas que trataban a los demás sin dignidad?”, se preguntó.

Aquel pensamiento fue solo el primero de muchos que le hicieron replantear su ateísmo. El segundo fue el aborto.

“Un tema que siempre me ha apasionado es la lucha contra el aborto, siempre he reconocido que toda vida humana es sagrada, pero veía que me costaba justificar mi posición sin Dios, explicó. Y al mismo tiempo se preguntaba: “Es obvio que algunas acciones son malas pero ¿cómo podría pensar esto si no hubiese nada en el universo que te ayude a saber y decidir que es absolutamente malo e incorrecto?”.

Volver a Dios desde el amor

Bennet comenzó una lucha intelectual interna que se acrecentó al comprender que pese a que no creía en Dios, cada vez le avergonzaba más decirlo. Y en este sentido fue donde también encontró el amor.

La joven detalla que sin saberlo, su noviazgo y posterior matrimonio en 2020 en la Iglesia católica haría que se decantase la balanza: Mi esposo quería que nuestros votos matrimoniales fuesen sellados ante Cristo a través del matrimonio, pero durante el año siguiente continué rechazando la religión por completo” destacó.

La joven reconvertida cuenta ahora con orgullo que su marido rezó durante años por su conversión y la invitó decenas de veces a acompañarle a misa hasta que “aunque a regañadientes”, aceptó.

Fue a partir de ese momento que recuperó la confianza: “tuve muchas dudas sobre la fe y las tradiciones del cristianismo y comencé a preguntar a amigos católicos, cristianos y no cristianos. Me di cuenta de que no tenía ni idea sobre el catolicismo y me reafirmé en mi rechazo: ¿Cómo iba a aceptar algo de lo que no sabía nada?”.

La joven comenzó a buscar la respuesta a sus preguntas en la Iglesia, y veía que “cuanto más aprendía sobre la verdad, mas cambiaba la perspectiva con la que veía el mundo”.

Sin embargo, admite que lo que le llevó finalmente a la fe no fueron grandes revelaciones, sino algo tan poco importante y particular como una grave enfermedad de su mascota. A consecuencia de esa situación entró en un profundo estado de tristeza, desesperación y ansiedad tal en donde su amado se ofreció a rezar con ella.

Rezar era lo único que me traía paz, el único momento del día en el que se sentía que sin importar lo que terminase pasando, todo estaría bien. Solo rezando pude calmar mis angustias y me ayudó a hacerme más preguntas sobre cómo funciona la oración, cómo debes rezar y qué se supone que debes esperar de Dios al hacerlo”, cuenta en sus redes con orgullo.

Consciente de que hay muchos otros problemas y más graves por los que rezar en el mundo supo que aquel iba a ser el desencadenante final del viaje que había iniciado en la universidad. “Todo lo que sé es que mi esposo estuvo rezando durante años por mi conversión y porque tuviese una oportunidad de ver a Cristo en acción, y eso fue lo que sucedió”, reveló.

“Tras rezar en un momento oscuro como ese, hoy sigo haciéndolo cuando estoy contenta y agradecida por lo que tengo. Desearía haber descubierto antes la verdad, pero me siento humilde al saber que incluso una pecadora como yo nunca fue olvidado por Dios, concluyó.

 

 

 

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