Líderes de diferentes religiones en un «Encuentro de Oraciónpor la paz»
En las ruinas de uno de los lugares más violentos y sangrientos de la historia de la humanidad, el Papa Francisco advirtió «que el mundo vive un momento particularmente dramático, después de que Europa esté reviviendo oscuros episodios del siglo XX, como fueron las dos guerras mundiales a raíz de la guerra en Ucrania: Este año nuestra oración se ha convertido en grito, porque hoy la paz está gravemente violada, herida, pisoteada”.
Así se expresó el pontífice argentino en su discurso durante el ‘Encuentro de Oración por la Paz’ junto a importantes representantes de las grandes religiones mundiales. El mismo fue promovido por la Comunidad de San Egidio, que tuvo lugar este martes, 25 de octubre, en el Coliseo romano. El ex cardenal Bergoglio enfatizó sobre la cantidad de regiones en el mundo que están siendo humilladas por la violencia, especialmente debido a la fe, de la que no se salvan ni niños ni ancianos. Frente a ello, el sumo pontífice reclama que el grito de paz “no sea silenciado por el odio que crece mientras luchan entre sí”. En este sentido, aseguró que “la invocación de la paz no puede ser reprimida, ya que surge del corazón de las madres, está escrita en rostros de refugiados, familias que huyen, heridos o moribundos. Y este grito silencioso sube hasta el Cielo. No conoce fórmulas mágicas para salir de los conflictos, pero tiene el sacrosanto derecho de pedir paz en nombre de los sufrimientos soportados, y merece ser escuchada”.
Y manifestó enfáticamente: “La paz es su regalo y la invocamos de Él«. En este sentido argumentó que “cada conflicto bélico deja un mundo peor que el que se encontró, generando un fracaso de la política y la humanidad, siendo esta una lección que debe extraer el hombre del siglo XX y este inicio del XXI: Está ocurriendo lo que temíamos y nunca quisimos escuchar: la amenaza de las armas atómicas”. «El proyecto de paz y no de infortunio donde se funda la esperanza de los pobres: La paz es su regalo y lo invocamos de Él. Pero este don debe ser acogido y cultivado por nosotros, hombres y mujeres, especialmente de nosotros los creyentes. No nos dejemos contagiar por la lógica perversa de la guerra. No caigamos en la trampa del odio al enemigo. Pongamos la paz en el centro, como objetivo central de nuestra acción personal, social y política a todos los niveles” señaló el obispo de Roma.
En su discurso, el representante de la Iglesia Católica, recordó el llamamiento realizado por Juan XXIII ante la crisis internacional producida en 1962, en el que suplicaba a los gobernantes “no permanecer sordos a este grito de la humanidad. Hagan todo lo que está en su poder para salvar la paz. Así salvarán al mundo de los horrores de una guerra, de cuyas terribles consecuencias no se pueden predecir. Promover, favorecer, aceptar los diálogos a todos los niveles y en todo momento”. A sesenta años del discurso del Papa italiano, su sentido parece recobrar más fuerza que nunca en el mundo de hoy. Es por eso que el Papa actual hace suyas las palabras de su predecesor pidiendo a las religiones que no sean utilizadas como armas de guerra: “Solo la paz es santa y nadie usa el nombre de Dios para bendecir el terror y la violencia. ¡No te resignes! Los pueblos desean la paz”, proclamó.