La Pastoral Social Evangélica y la Ley de Emergencia Social en Adicciones
A un año de las muertes por intoxicación con cocaína adulterada producidas en los partidos bonaerenses de Hurlingham, Tres de Febrero y San Martín, la Pastoral Social Evangélica lanzó un comunicado titulado “¿Dónde está tu hermano?”
De esta manera interpelan a la sociedad con preguntas como “¿Nos hicimos cargo de las causas del dolor? ¿en qué quedó todo? ¿Respondimos al Dios que nos dice:‘¡Escucha! La sangre de tu hermano grita hacia mí desde el suelo’?”.
De esta manera expresan: “queremos pronunciarnos por los invisibilizados de siempre, los faloperos; sujeto que desde siempre ha sido descartado por la sociedad y que hemos tenido el privilegio de ser testigos del Poder de un Dios que restaura, en el seno de nuestras congregaciones”. Y subrayan: “Muchos de nosotros -la gran mayoría- proviene del lumpenaje, viene de la invisibilidad, y fue la misericordia de Dios, la que nos ha restituido una y otra vez, y en nosotros, a nuestras familias; disfuncionales por el flagelo de la droga; que ha sido la táctica desde la cual, los poderes de este siglo, han utilizado para esmerilar nuestro tejido social, condición fundamental para la comunidad organizada”.
“Hace un año moríamos junto con un pedazo de nuestros barrios; más de 80 vecinos y vecinas eran afectados por aquella ‘droga adulterada’. La cual afectó principalmente a San Martin y Tres de Febrero” afirma el comunicado que prosigue en lenguaje coloquial: “La merca fue envenenada y puesta al alcance de los consumidores con el objetivo de matar… y a un año de esta tragedia nos plegamos al clamor en conjunto con el comunicado de la Pastoral Social en la que parafraseando a Dios en Génesis, titula: ¿Dónde Está Tu Hermano?
Luego, volviendo al Libro plantean: “En el libro del Génesis (Gen. 4, 8-10), Caín mata a Abel y trata de esconder su acto delante de Dios. Cuando éste le pregunta ‘¿Dónde está tu hermano Abel?’ Caín intenta ocultar a su hermano, dice: ‘¿Soy Acaso el guarda de mi hermano?’, la respuesta tácita de Dios tiene mayor potencia en lo no-dicho, la respuesta es: Si, somos los guardas de nuestros hermanos más pequeños. Caín obra de la misma forma en que esta sociedad sobre estimulada por los aparatos ideológicos de control que expulsa, vomita, descarta y omite a los nuestros, a nuestros hermanos pequeños, los cuales día a día son restaurados por el Señor”.
Así es que invitan con un llamamiento a la empatía: “No podemos seguir indiferentes ante esta violencia muda, que grita desde el vientre de los sectores populares su angustia, derramada en una bolsita. Porque esa fue también nuestra angustia, y si claro, no es un flagelo solo de los sectores populares, pero sabemos que un adicto con guita es a lo sumo ‘un consumidor’, o ‘tiene un problema’, mientras que el estigma que genera la droga y la pobreza nos hunde en la miseria y la humillación, en donde venderle la tele a mamá o vender el cuerpo, es parte de un escenario bizarro y cotidiano; donde la verdadera grieta se descostilla de risa, la grieta que subyace, ‘la cuestión de clase’ que categoriza el materialismo, y que los cristianos llamamos, la causa de los humildes, los que tienen hambre y sed de justicia, nuestros hermanos más pequeños, que el Señor anuncia: ‘serán saciados en la plenitud de su Realidad’”.
Desde aquí rememoran los nombre olvidados: “Ya nadie se acuerda de la ‘droga adulterada’, menos de las víctimas, Carlos, Marcela, Diana, Martín, nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros viejos… mientras tanto se naturaliza esa violencia cínica, que vomita, la que no menciona, hermana del ‘silencio es salud’, y de ‘algo habrá hecho’, porque pertenece espiritualmente a los que no tienen ni hambre ni sed de justicia, pues sus panzas llenas y sus corazones satisfechos, no sienten el dolor de los nuestros. Como una enfermedad social, es una tarea de la comunidad organizada llevar bálsamo a esas heridas, y específicamente como iglesia ponernos cada vez más en la brecha”.
Pedido de Ley
La denuncia y llamado a la conciencia concluye con un pedido: “Nos plegamos al pedido de proclamar una Ley de Emergencia Social en Adicciones’, a los tres niveles del estado: Nacional, Provincial y Distrital. Asimismo, también convocamos a que se multipliquen todas aquellas acciones de las organizaciones libres del pueblo que han sido parte de esas instituciones que han sabido contener, escuchar, promover la cultura, el entretenimiento, el deporte, los valores y que son el pilar de la restauración del tejido social de nuestro país. Es en ese sentido que nos también nos plegamos a esa maravillosa táctica de las tres ‘C’ Congregación, Colegio, Club. Ese marco de contención todavía activo, baluarte de nuestra épica nacional, aquella en la que ‘los únicos privilegiados serán los niños’, proclama que aún arde en nuestros corazones”.
“Oramos al Señor que nos ayude en nuestro compromiso para sanar las heridas de nuestro pueblo de San Martín y Tres de Febrero. Trayendo el mensaje de luz y de salvación a nuestros hermanos más pequeños, los invisibles de siempre, los borrachos, los faloperos, los nuestros, Estela, Guillermo, Fabio, Daniela…” finaliza.