Catolicismo

San Valentín, el santo que perdió la cabeza por amor

La historia de esta celebración se apoya en una leyenda sobre Roma durante los primeros siglos del cristianismo. Cuenta la tradición que durante el año 270 d.C., el milenario imperio romano estaba en decadencia; era derrotado en la mayor parte de las batallas que emprendía.

Frente a esta situación el emperador Claudio II Gótico (214-270) habría tenido una singular observación: que los hombres casados eran mucho más débiles en combate por estar demasiado unidos  emocionalmente a sus mujeres y familia. Fue así que ordenaría prohibir el matrimonio. Pero el obispo Valentín sería uno de los cristianos que estuvieron en desacuerdo con esa iniciativa. Por eso empezaría a realizar el sacramento del matrimonio de manera clandestina en donde además, obsequiaría flores a los enamorados que unía. Las parejas que acudían a él serían tantas que, finalmente, sería descubierto.

 

El emperador mandaría a detener al religioso. Descontento con el llamado de atención, lo incitaría a renunciar al cristianismo. Tras la negación del prelado, éste sería condenado a muerte.

Uno de los elementos que sostiene a esta  leyenda señalada como el inicio del “santo del amor” que hoy día se festeja en diferentes partes del mundo, provendría de los últimos días de su vida que algunos dicen fueron semanas y otros, meses en prisión. Lo trascendental es que uno de sus carceleros habría reconocido en Valentín un hombre muy ilustrado y generoso. Tenía él una hija que deseaba fuera educada para tener mejores posibilidades de vida en aquel momento de decadencia romana. Sobre todo porque la jovencita era ciega de nacimiento. Entonces la llevó con el preso Valentín quien le leía cuentos donde se desplegaba la historia de Roma. Asimismo le hablaría sobre Dios y la creación al tiempo que le enseñaba aritmética.

La tragedia muestra que la joven se deshizo en súplicas para evitar la muerte de su querido maestro, pero todo fue en vano. Así, antes de perecer, Valentín le escribiría una carta a Julia rogándole que nunca se alejara de Dios y firmándola: «De tu Valentín». Esta forma particular de despedida, con el tiempo, daría paso a una idea romántica para las misivas de amor. Finalmente Valentín sería decapitado el 14 de febrero del año 270 cerca de una puerta que luego fue nombrada Puerta de Valentín.

El primer Día de San Valentín fue celebrado el 14 de febrero de 494. La fiesta fue oficial en la Iglesia católica, hasta que el papa Pablo IV dejó de celebrarlo. Muchos siglos después, durante el Concilio Vaticano II en 1969, a falta casi total de datos existentes sobre este religioso, a pesar de que sigue siendo parte del santoral cristiano, fue eliminado del calendario litúrgico. Actualmente es un festejo romántico que va más allá de la historia del obispo Valentín, uno de los primeros mártires cristianos.

 

 

 

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