Por primera vez el Papa Francisco recibe en audiencia privada a familiares de v\u00edctimas del terrorismo de la d\u00e9cada del 70 en la Argentina y de militares detenidos por cr\u00edmenes de lesa humanidad.<\/strong><\/p>\n

Este lunes 24 de octubre, el Papa Francisco<\/strong> recibi\u00f3 a Arturo Larrabure<\/strong> junto a su familia. El\u00a0 hijo del\u00a0 Tte coronel Post Mortem, Argentino del Valle Larrabure<\/strong>, quien fue secuestrado y asesinado por el ERP (Ej\u00e9rcito Revolucionario del Pueblo) en 1975, cont\u00f3 en las redes sociales lo que le expresara el Santo Padre: \u201cParece mentira que hay que mendigar a la historia ser escuchado\u201d<\/em>. En ese sentido tambi\u00e9n destac\u00f3 sobre la bienvenida papal: \u00abnos sentimos queridos y valorados, en un ambiente de paz y cordialidad\u00bb<\/em><\/p>\n

El encuentro tuvo lugar en el Palacio Apost\u00f3lico. All\u00ed estuvo presente tambi\u00e9n An\u00edbal Guevara<\/strong>, quien tiene el mismo nombre de su padre, un subteniente (RE) del Ej\u00e9rcito condenado en 2010 en un juicio por la detenci\u00f3n y desaparici\u00f3n de personas. La audiencia se extendi\u00f3 por 30 minutos, tiempo en que el Papa los escuch\u00f3 y los alent\u00f3 a seguir trabajando en aras de la justicia y la uni\u00f3n.<\/p>\n

En declaraciones a los medios, Arturo Larrabure<\/strong> destac\u00f3 que \u201cuna v\u00edctima del terrorismo nunca hab\u00eda sido recibida\u201d<\/em> y que por tal le expres\u00f3 al Papa: \u00ablo que significan las v\u00edctimas del terrorismo, de lo cansado que me siento, agotado y agobiado, por tantos a\u00f1os de lucha sin recibir nada y encontrar solo una memoria sesgada y parcial, y \u00e9l fue muy comprensivo\u201d.<\/em><\/p>\n

Por supuesto, en el encuentro fue tratado el proceso de canonizaci\u00f3n del militar. \u00abYo dije que me sent\u00eda muy feliz por el comienzo de todo eso, y me respondi\u00f3, entre otras cosas, que (el obispo castrense) monse\u00f1or\u00a0Santiago Olivera\u00a0estaba haciendo un gran trabajo y que estaba abocado al tema\u201d<\/em> resalt\u00f3 el hijo del Teniente 1\u00b0 martirizado.<\/p>\n

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En tal sentido, desde Tierra del Fuego, donde se encuentra desarrollando una visita pastoral desde el \u00faltimo domingo, monse\u00f1or Olivera,<\/strong> manifest\u00f3 sobre ese encuentro: \u00abParticularmente fue una alegr\u00eda grande el encuentro que mantuvieron durante la audiencia privada con el Santo Padre, puesto que estaba programada para antes del inicio de la pandemia, pero por las restricciones que \u00e9sta trajo, se debi\u00f3 posponer hasta este a\u00f1o\u00bb.<\/em><\/p>\n

Y resalt\u00f3: \u00abDel encuentro, inicialmente tambi\u00e9n iba a participar Jovina Luna, -fallecida por Covid en junio de 2021- hermana del soldado Hermindo Luna, quien perdi\u00f3 la vida durante el terrible atentado del 5 de octubre de 1975 defendiendo el Regimiento de Infanter\u00eda Monte 29 de Formosa y tambi\u00e9n a la Patria, ofrendando su vida diciendo: ‘Aqu\u00ed no se rinde nadie’\u201d. \u201cQuiera Dios que esa sangre derramada sea fruto de caminos de encuentro entre todos los argentinos, de perd\u00f3n y reconciliaci\u00f3n, de vivir en paz y en justicia\u201d,<\/em> dese\u00f3 el obispo castrense quien\u00a0agreg\u00f3: \u201cFue una alegr\u00eda que se haya podido concretar este encuentro, reiter\u00f3 el prelado, destacando la generosidad del Santo Padre, que, pese a que se tuvo que posponer dos veces la reuni\u00f3n, finalmente se pudo concretar. El hecho de que el pont\u00edfice haya podido escuchar de un hijo, con la problem\u00e1tica de un militar detenido y que Arturo Larrabure pueda expresar el sentimiento de su padre y saber sobre el proceso que transita los primeros pasos, para considerarlo como un faro de perd\u00f3n y reconciliaci\u00f3n en nuestro pa\u00eds\u201d.<\/em><\/p>\n

Para concluir, monse\u00f1or Olivera reflexion\u00f3: \u201cEste encuentro mantenido por el Santo Padre, es poner en pr\u00e1ctica lo que significa el camino sinodal en este tiempo de escucha. El haber escuchado a dos de sus fieles, dos cristianos, dos personas comprometidas y necesitadas de ser escuchadas, es muy importante, edificante y un buen testimonio para quienes tambi\u00e9n tenemos el desaf\u00edo de caminar sinodalmente con todos y entre todos\u201d.<\/em><\/p>\n

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Qui\u00e9n era Argentino del Valle Larrabure<\/strong>, el militar canonizado.<\/strong><\/p>\n

En la madrugada del 11 agosto de 1974 fue secuestrado en la F\u00e1brica Militar de P\u00f3lvoras y Explosivos de la ciudad de Villa Mar\u00eda, C\u00f3rdoba por un comando del Ej\u00e9rcito Revolucionario del Pueblo (ERP).<\/p>\n

Un a\u00f1o despu\u00e9s, su cuerpo fue encontrado sin vida en una zanja en los suburbios de Rosario. Hay quienes sostienen que se suicid\u00f3 en la celda en la que estaba cautivo, pero las huellas en su cuerpo hablan de un martirio inhumano en el que fue torturado de las peores formas posibles hasta ser finalmente asesinado. Esta mirada sobre c\u00f3mo fueron sus \u00faltimos 372 d\u00edas de vida son el argumento que sostienen la intenci\u00f3n de declararlo un m\u00e1rtir cristiano.<\/p>\n

En enero de 1974, siete meses antes del secuestro, el entonces mayor Larrabure hab\u00eda regresado a vivir a Villa Mar\u00eda desde Brasil, donde estuvo dos a\u00f1os capacit\u00e1ndose. Para Larrabure y su esposa, Mar\u00eda Susana de San Mart\u00edn<\/strong>, era una buena opci\u00f3n volver de R\u00edo de Janeiro a Villa Mar\u00eda, donde se hab\u00edan asentado por primera vez en 1970. Sus hijos, Mar\u00eda Susana<\/strong> y Arturo Cirilo<\/strong>, contaban all\u00ed con amigos y la vida era m\u00e1s tranquila que en las grandes ciudades.<\/p>\n

Pero adem\u00e1s, el militar era un excelente docente de Qu\u00edmica en el profesorado villamariense Gabriela Mistral<\/strong> del Instituto del Rosario, donde todav\u00eda guardan documentaci\u00f3n de su paso por la instituci\u00f3n.<\/p>\n

Cr\u00f3nica del calvario<\/strong><\/p>\n

El s\u00e1bado 10 de agosto de ese a\u00f1o \u2013 durante el gobierno democr\u00e1tico de\u00a0Isabel Per\u00f3n<\/strong>\u2013, los guerrilleros coparon el motel Pasatiempo, primer paso para el ataque a la F\u00e1brica Militar de P\u00f3lvoras y Explosivos, Villa Mar\u00eda, C\u00f3rdoba.<\/p>\n

A la una de la ma\u00f1ana del domingo 11, mientras finalizaba una cena en el casino de oficiales con mayor\u00eda de civiles, el soldado conscripto Mario Pettigiani, estudiante de arquitectura, cort\u00f3 con una pinza el alambrado que rodeaba la f\u00e1brica, permitiendo as\u00ed la entrada de\u00a070 \u00aberpianos\u00bb armados.<\/p>\n

El relato oficial deduce que preguntaron por el director de la f\u00e1brica, teniente coronel Osvaldo Guardone<\/strong>, quien se hallaba ausente en su casa en el predio militar. Y que entonces, decidieron ir por el subdirector,\u00a0mayor Larrabure<\/strong>\u00a0quien estaba con su esposa,\u00a0Mar\u00eda Susana de San Mart\u00edn <\/strong>y el\u00a0capit\u00e1n Garc\u00eda<\/strong>. Los secuestraron y los llevaron hacia un veh\u00edculo. Garc\u00eda intent\u00f3 fugarse, pero lo hirieron gravemente y fue abandonado. En el breve combate generado en el predio militar, muri\u00f3 un polic\u00eda, 7 militares fueron heridos y se robaron 120 fusiles FAL m\u00e1s otras armas y explosivos.<\/p>\n

El entonces mayor Larrabure fue llevado hasta la provincia de Santa Fe. Lo encerraron en una celda, debajo de una mercer\u00eda en la calle Garay 3254 esquina pasaje Bariloche en el barrio Bellavista de Rosario.<\/p>\n

No volver\u00eda a salir de all\u00ed hasta el d\u00eda de su muerte a los 43 a\u00f1os el 19 de agosto de 1975. Lo que quedaba de \u00e9l fue envuelto en una s\u00e1bana y una frazada para ser arrojado a un zanj\u00f3n, cerca del cruce de la avenida Ovidio Lagos y la calle Mu\u00f1oz.<\/p>\n

Prolijo como era, escribi\u00f3 un diario desde el principio de su cautiverio hasta el\u00a03 de enero de 1975. El mismo fue vendido por un guerrillero a la revista\u00a0Gente\u00a0<\/em>en 1977. All\u00ed el militar hace una descripci\u00f3n minuciosa del espacio de su cautiverio; \u201cun miserable y t\u00edpico hoyo que la guerrilla llama \u00b4C\u00e1rcel del Pueblo\u00b4\u00bb<\/em>.<\/p>\n

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Fragmentos del diario personal <\/strong>(El diario est\u00e1 organizado por t\u00edtulos)<\/p>\n

\u00a0<\/strong>Me llevan a una celda<\/strong><\/p>\n

\u201cPrivado de mi libertad me encontr\u00e9 en un refugio h\u00famedo, sin luz natural, lejos de ruidos y celosamente custodiado por encapuchados cuyos cambios de guardia constataba por el calzado que usan o por las manos. Manos en general j\u00f3venes, con pieles tersas, cl\u00e1sica de la potencialidad f\u00edsica propia de la juventud, \u00e1vida por vivir, por aprender, por su esperanza en el futuro, por su intolerancia con la espera. Estos son mis carceleros, mis j\u00f3venes encapuchados que resignan con su agresiva actitud la milenaria disposici\u00f3n que caracteriza a la juventud por su ternura, por su amor.<\/em>
\nOmit\u00ed referirme al traslado que de m\u00ed hicieron mis \u201cben\u00e9volos captores\u201d. Inyectarme un alucin\u00f3geno y cuando horas m\u00e1s tarde despert\u00e9 me encontr\u00e9 en otro abyecto canil. Me despert\u00e9 aturdido, tendido en un camastro, mi cabeza llena de zumbidos, mis ojos pesados, sin poder entreabrirlos. La luz de un tubo fluorescente her\u00eda mi retina. El techo, de unos dos metros de altura, mostraba su superficie de ladrillos huecos premoldeados. Mi \u201cespaciosa\u201d celda es un cuadril\u00e1tero de 2,20 de largo por 2 de alto y 1 aproximadamente de ancho. Aprecio que mi celda es una excavaci\u00f3n porque carece de ventanas y una de las paredes laterales est\u00e1 burdamente revocada a cemento. El frente es de id\u00e9ntica composici\u00f3n. El contrafrente es una pared de ladrillos huecos y una reja de aproximadamente 40 por 60 y el costado una divisoria de madera compactada. Una puerta de igual material da a un pasillo, donde existe otra l\u00fagubre y h\u00fameda celda.<\/em>
\nEsa puerta de mi canil se cierra desde el pasillo. Este, a su vez est\u00e1 cerrado por una puerta de hierro, de las comunes puertas de calle, que da a un estrecho pasaje que lleva a una escalera de madera. La escalera tiene ocho pelda\u00f1os y es sumamente empinada. Desemboca en un placard, cuyo piso de quita y pon cubre el acceso y dificulta cualquier control somero. Dos tubos de pl\u00e1stico negro de unos dos cent\u00edmetros de di\u00e1metro conectan con el exterior y permiten la aireaci\u00f3n mediante un extractor el\u00e9ctrico cuyo funcionamiento depende de mis captores. Yo padezco la terrible desventura de pensar que puede dejar de funcionar y aumenta mi congoja de sentirme ahogado en este nicho donde el aire h\u00famedo y enrarecido aumenta el asma que quebranta mi fuerza f\u00edsica.\u00a1Oh, Dios, no me castigues muriendo ahogado, asfixiado, desesperado…!\u201d<\/em><\/p>\n

Canje de libros<\/strong><\/p>\n

\u00abMis carceleros me han brindado entrevistas para\u00a0hablarme de pol\u00edtica. Por supuesto, de pol\u00edtica revolucionaria empapada de Mao Tse Tung, Regis Debray, Giap, Ho Chi Minh, Guevara y dem\u00e1s. Les he expresado que\u00a0mi formaci\u00f3n es eminentemente t\u00e9cnica, no siento vocaci\u00f3n, y pr\u00e1cticamente me fastidia la pol\u00edtica (\u2026). Persisto en mi poco apego a tales estudios, e insisto en que\u00a0deseo libros de matem\u00e1ticas, f\u00edsica y qu\u00edmica. Afortunadamente me hacen llegar libros de matem\u00e1ticas (\u2026)\u00a0Este vivir sin querer vivir me hace volcar a diario profundas meditaciones.\u00a0Ellas me reencuentran con Dios, en quien deposito mi esperanza y me someto sumiso al destino que me d\u00e9\u00bb.<\/em><\/p>\n

El recuerdo de un libro<\/strong><\/p>\n

\u00abLas mara\u00f1as en este largo tiempo que dispongo traen a mi memoria un libro que le\u00ed hace m\u00e1s de 20 a\u00f1os. Se trata del libro titulado,\u201dMis prisiones\u201d, de Silvio Pellico. En \u00e9l, el autor compone una autobiograf\u00eda en que cuenta su prisi\u00f3n por causas pol\u00edticas, all\u00e1 por el a\u00f1o 1820. Estaba segregado en una celda pero dispon\u00eda de carceleros sin capuchas, que ya en el primer d\u00eda se ofrecen a comprarle vino y se horrorizan al saber que Pellico no bebe, por cuanto entonces, seg\u00fan ellos, se le har\u00e1 insoportable la soledad de la prisi\u00f3n. Son carceleros que en sus caras, en sus mejillas, traducen alguna consideraci\u00f3n por los que sufren.<\/em>
\nPero el autor de Mis prisiones relata que en la soledad y el silencio de su celda se reconforta con su devoci\u00f3n a Dios y el recuerdo de los seres queridos que a\u00f1ora. Muy pronto, una Biblia le permitir\u00e1 deambular en profundas meditaciones y muy pronto tambi\u00e9n se acerca a las rejas de su celda un ni\u00f1o, hijo de ladrones, que vive y crece al amparo de la c\u00e1rcel donde su padre purga una pena. Pellico le arroja un pan, y advierte que el ni\u00f1o es sordomudo. El peque\u00f1o agradece con cari\u00f1osos gestos y as\u00ed a diario se entabla una mutua comunicaci\u00f3n por se\u00f1as y muestras de gratitud del ni\u00f1o, que arrastra sus signo de desgracia en su sordera, en su mudez y el origen envilecido de un padre ruin.<\/em>
\nLa falta de distancia, la visi\u00f3n del d\u00eda y de la noche, la mirada de piedad y consolaci\u00f3n, la comunicaci\u00f3n interior y exterior, la mirada a cara descubierta de los carceleros, el cruce de miradas amigas de otros presos con igual destino, con un m\u00e9dico viejo pero de amplio sentido humano, que brinda la autobiograf\u00eda de Silvio Pellico, es un sustento que falta en esta \u201cmoderna y justiciera c\u00e1rcel del pueblo\u201d.<\/em><\/p>\n

No es un m\u00e9dico, es un verdugo<\/strong><\/p>\n

\u00abMuy pronto, como consecuencia de la primavera, hay en mi canil un gran porcentaje de humedad, y mi cr\u00f3nica afecci\u00f3n asm\u00e1tica se ve recrudecida. Son sol\u00edcitos en prodigarme asistencia m\u00e9dica.\u00a0Un galeno con capucha\u00a0viene, me ausculta y realiza una prolija revisaci\u00f3n.\u00a0Le indico con sumo detalle otras dolencias f\u00edsicas que me atormentan en el cautiverio: constantes dolores de cabeza, ardor estomacal, continuos deseos de orinar y un insomnio cruel que lacera mis quebrantados nervios\u00a0(\u2026) En un instante en que el carcelero no observa, llevo a la mano del doctor un mensaje escrito en el envase de cart\u00f3n de un medicamento: ‘Por favor, doctor, hable a Buenos Aires, al n\u00famero\u2026, y diga que estoy bien’. La capucha asiente afirmativamente (\u2026), pero pude ver sus ojos: un hombre carente del sentido de piedad.\u00a0Un hombre con cualidad de verdugo, nacido para manejar el hacha que secciona cabezas en el cadalso\u00bb.<\/em><\/p>\n

\u00a0<\/strong>En su diario prosigue con rigurosa claridad:<\/p>\n

\u00bfLibertad a qu\u00e9 precio?<\/strong><\/p>\n

\u00a0<\/strong>\u00abUn encapuchado me visita y me dice:<\/em><\/p>\n

-Mayor, no se desespere y no trate de quebrantar su prisi\u00f3n. Usted permanece en la C\u00e1rcel del Pueblo porque el ej\u00e9rcito al que usted pertenece lo ha abandonado.<\/em><\/p>\n

\u2013No estoy abandonado. Mi ej\u00e9rcito no me abandonar\u00e1 jam\u00e1s.<\/em><\/p>\n

\u2013Usted tiene una evidente inestabilidad emocional, pero puede lograr su libertad.<\/em><\/p>\n

– \u00bfA cambio de qu\u00e9?<\/em><\/p>\n

\u2013Usted es especialista en armas y explosivos. Acepte trabajar como asesor para las f\u00e1bricas de nuestra organizaci\u00f3n, y ser\u00e1 libre.<\/em><\/p>\n

\u2013Por ese precio, no.<\/em><\/p>\n

Y escribo en mi diario: ‘de hijo mal parido ser\u00eda trocar este m\u00edsero encierro por una libertad f\u00edsica, mientras mi alma se envilece en el fango de estos miserables'\u00bb<\/em>.<\/p>\n

\u00a0Quiero m<\/strong>orir de pie<\/strong><\/p>\n

\u00abHago gimnasia moviendo mis brazos y piernas en flexiones interminables, pues quiero fatigarme. La fatiga me prodigar\u00e1 el sue\u00f1o. Pero a pesar de ello no puedo dormir y debo recurrir al carcelero para que me facilite un barbit\u00farico. Me entrega un Valium de cinco miligramos. Solamente con la ayuda de esta droga logro conciliar algunas horas de sue\u00f1o profundo y relajado (\u2026)\u00bb.<\/em><\/p>\n

\u00abCalladamente rezo pidiendo a Dios que no me abandone en una locura humillante. Quiero morir como el quebracho, que al caer hace un ruido que es un alarido que estremece la tranquilidad del monte. Quiero morir de pie, invocando a Dios, a mi familia, a la Patria, a mi ej\u00e9rcito, a mi pueblo no contaminado con ideas empapadas en la disociaci\u00f3n y en la sangre (\u2026) Siento la laxitud de haber captado un mensaje de despedida de un ser muy querido. Quiz\u00e1 mi esposa, mi madre, mis hijos, mis hermanos\u2026 Estoy seguro, convencido, de que un hecho luctuoso abate a mi familia\u00bb<\/em>. (El d\u00eda en que escribi\u00f3 eso mor\u00eda su madre)<\/p>\n

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Como si supiera el momento de su final de vida, escribe en sus \u00faltimas p\u00e1ginas:<\/p>\n

\u00abEl cuatro de enero, sorpresivamente, sent\u00ed voces de mi hija, sal\u00ed en su b\u00fasqueda, y me encontr\u00e9 con tres hombres y una mujer joven que hablaban en una habitaci\u00f3n. Les vi las caras y la contracci\u00f3n de sus mejillas, su palidez ante el peligro que supone la presencia de un hombre cautivo que los encuentra desarmados.\u00a0Pude pegar, romp\u00ed un vidrio, pero fui desvanecido por mis siniestros carceleros, y cuando despert\u00e9 estaba maniatado de pies y manos en mi camastro.\u00a0As\u00ed permanec\u00ed durante tres d\u00edas en los que, con m\u00e1s severa vigilancia, se me desataba para alimentarme y usar mi inodoro port\u00e1til (\u2026) Me sent\u00ed afiebrado. Me brindan asistencia m\u00e9dica, y luego de ese\u2026\u00bb<\/em><\/p>\n

El diario se interrumpe; el preso -en otro intento de convencerlo para que trabaje con ellos- vuelve a ser torturado y, finalmente, asesinado.<\/p>\n

En una de sus misivas invita a la reflexi\u00f3n eterna en un pa\u00eds devorado par las divisiones y odios:<\/p>\n

\u201cA mis hijos, para que sepan perdonar\u201d<\/p>\n

\u201cAl Ej\u00e9rcito Argentino para que fiel a su tradici\u00f3n mantenga enhiesta y orgulloso los colores patrios\u201d<\/p>\n

\u201cA mi tierra Argentina, ub\u00e9rrima y acogedora, escenario infausto de luchas fratricidas\u2026, para que cobije mi cuerpo y me de paz\u201d<\/p>\n

\u201cAL PUEBLO ARGENTINO DIRIGENTES Y DIRIGIDOS\u00a0PARA QUE LA SANGRE IN\u00daTILMENTE DERRAMADA LOS CONMUEVA A LA REFLEXI\u00d3N PARA DILUCIDAR Y DETERMINAR CON CLARIDAD QUE SOMOS HOMBRES CAPACES DE MODELAR NUESTRO DESTINO<\/strong>, SIN AMPARO DE IDEAS Y FORMAS DE VIDAS FOR\u00c1NEAS TOTALMENTE AJENAS A LA FORMACI\u00d3N DEL HOMBRE ARGENTINO\u201d<\/p>\n

\u201cMi intenci\u00f3n no es el insulto ni formular personalismo. Mas bien, me impulsa a escribir este cautiverio que me sume en las sombras, pero inund\u00f3 de luz. Mi palabra es breve, sencilla y humilde; SE TRATA DE PERDON Y QUE MI INVOCACI\u00d3N ALCANCE CON SU PERD\u00d3N A QUIENES EST\u00c1N SUMIDOS EN LAS SOMBRAS DE IDEAS EX\u00d3TICAS, FOR\u00c1NEAS, QUE ALIENTAN A LA DESTRUCCI\u00d3N PARA CONSTRUIR UN \u201cMUNDO FELIZ\u201d SOBRE LAS RUINAS\u2026\u201d<\/p>\n

Fuentes:AICA, \u00a0www.obispadocastrenseargentina.org<\/a>, Vaticano News. Alfinal.com<\/p>\n