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Día de los difuntos, una combinación de cultos prehispánicos y fe cristiana

El 2 de noviembre se celebra el Día de los Fieles Difuntos de acuerdo a la tradición ortodoxa del catolicismo y el Día de los Muertos -en casi toda Latinoamérica- en una mixtura entre cristianismo y costumbres paganas anteriores a la llegada de los españoles.

La conmemoración hecha de raíces indígenas y cristianas, adopta diferentes expresiones según el lugar y sus tradiciones. Sin embargo, todas tienen en común la fecha, que coincide con la del Día de los Fieles Difuntos del calendario católico.

Originalmente, era celebrado en el noveno mes del calendario solar, agosto. Tras la conquista española y la evangelización cristiana, la conmemoraciónfue trasladada a principios de noviembre, para acompañar el Día de todos los Santos.

La tradición continuó a través de los años, sosteniendo la creencia de que los muertos visitan todos los 2 de noviembre a la tierra, en busca de sus seres queridos. Es por ello que se crean llamativos puestos para atraer los espíritus de los difuntos.

Esta festividad que se hizo famosa alrededor del mundo gracias a las llamativas costumbres mexicanas, proviene de las civilizaciones precolombinas, donde los pueblos Aztecas, Mayas, Nahua, Purépecha y Totonaca llevaban a cabo rituales en honor a las personas fallecidas.

La popular celebración en México ha generado películas, series, música y una próspera industria de la moda inspirada en la colorida estética de homenaje a los muertos.

Este festividad cuenta con visitas nocturnas de los cementerios en donde puede verse a los deudas haciendo ofrendas con flores, velas, comida,  agua y fotografías entre otros obsequios a los difuntos.

En Argentina, las comunidades de los pueblos originarios andinos y colectividades bolivianas realizan un ritual de homenaje a las personas fallecidas también con vistosas ofrendas, cánticos, danzas y oraciones. Esto responde a que la idea de la muerte en las culturas prehispánicas supone un cambio y no el fin de un ciclo. En este sentido, la tradición indica que en este día, las almas regresan por un breve tiempo a la tierra para encontrarse con sus seres queridos.

Esta fecha fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2008.

La Iglesia Católica

En cambio, para la religión católica, se trata de un día destinado a la oración y misas en favor de las almas de las personas fallecidas que aún no han alcanzado la purificación plena. De esta manera se les facilitaría la llegada a la presencia de Dios.

El sentido de la conmemoración según indica el Martirologio Romano:

“Conmemoración de todos los fieles difuntos. La santa Madre Iglesia, después de su solicitud para celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos bienaventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe solo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha de pecado y asociados a los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna” (elog. del Martirologio Romano).

Tras el lema Caridad, Memoria y Recogimiento, la Iglesia dedica la liturgia “a animar a los fieles a orar por el eterno descanso de quienes han muerto, con la esperanza de que todos, en el día que no conoce final, nos podamos reunir en el amor infinito de Dios”.

Al respecto dijo el Papa Francisco: “El recuerdo de los difuntos, el cuidado de los sepulcros y los sufragios son testimonios de confiada esperanza, arraigada en la certeza de que la muerte no es la última palabra sobre la suerte humana, puesto que el hombre está destinado a una vida sin límites, cuya raíz y realización están en Dios”.

En este sentido, la Iglesia de Roma insta a «guardar el debido respeto en los cementerios y campos santos. Ciertamente, hay una diversidad de costumbres presentes y arraigadas, que pueden o no ser parte de lo que se denomina la Piedad Popular. Como fuere, esta conmemoración no puede ser pretexto para abandonar el recogimiento, la oración de intercesión o la conciencia de que somos pecadores y necesitamos todos, vivos y muertos, de la misericordia de Dios».

Entre las recomendaciones para el día de hoy están las oraciones de intercesión ofrecidas a la Virgen María, de manera especial el Santo Rosario. Asimismo se sugiere pedir la intercesión de los santos a través de novenas u oraciones votivas; y, finalmente, no olvidar que toda oración debe estar acompañada de obras de caridad o pequeños sacrificios de la vida cotidiana como, por ejemplo, la limosna, esto es, compartir nuestros bienes con los más necesitados.

Una mención aparte merece la asistencia a la Santa Misa. Si bien en la mayoría de lugares no es día de precepto o día de guardar, la celebración eucarística es “la oración por excelencia».

También recomienda poner en práctica las distintas alternativas que da la Iglesia universal o las Iglesias locales para obtener la Indulgencia Plenaria por los difuntos.

En cuanto a la Indulgencia plenaria por la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, la Penitenciaría Apostólica del Vaticano otorga, como todos los años, las facilidades para obtener la indulgencia plenaria en el Día de los Fieles Difuntos como una hermosa oportunidad para que, con la cooperación de los miembros de la Iglesia que peregrinan en la tierra, muchas almas necesitadas puedan dejar el purgatorio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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