Catolicismo

Iglesia Católica Apostólica Romana e Iglesia Greco Católica Ucraniana: Un encuentro por la paz

El arzobispo mayor de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana, Su Beatitud Sviatoslav Schevchuk, le hizo un regalo muy especial al Papa Francisco.

Se trata de un fragmento de una mina rusa que destruyó la fachada de una iglesia católica en la ciudad de Irpin, cerca de Kiev. El obsequio es considerado un símbolo de la Ucrania atormentada por la escalada bélica.

Tras el encuentro que mantuvo el arzobispo mayor con el pontífice en el Vaticano, este lunes 7 de noviembre, la nota difundida por la Iglesia Greco-Católica Ucraniana expresó:

«Es un regalo muy simbólico, no solo porque Irpin es una de las primeras ciudades mártires golpeadas por la agresión rusa contra Ucrania, sino también porque se han extraído otras piezas similares de los cuerpos de militares, civiles y niños ucranianos, un signo visible de la destrucción y muerte que trae la guerra todos los días”. Asimismo destaca que “Francisco renovó su cercanía al que llama ´el atormentado pueblo ucraniano´, y aseguró que ´está junto a ellos en la oración y la acción´ y animó también, tanto al arzobispo mayor como a sus pastores, a un ´servicio evangélico de proximidad al pueblo que sufre, oprimido por el miedo y la violencia de la guerra´».

En este contexto, el Sumo Pontífice reiteró “el compromiso de la Santa Sede por promover la solidaridad con el pueblo ucraniano y apoyar los esfuerzos de paz, a fin de acabar con la agresión y la llegar a una paz justa”.

Por su parte, Su Beatitud dijo al pontífice que quería llevar «el grito del pueblo ucraniano al Papa”. “La guerra en Ucrania es una guerra colonial y las propuestas de paz que vienen de Rusia son propuestas de pacificación colonial. Estas propuestas implican la negación de la existencia del pueblo ucraniano, de su historia, su cultura e incluso de la Iglesia. Es la negación del derecho a existir del Estado ucraniano, reconocido por la comunidad internacional con su soberanía e integridad territorial. Atendiendo a estas premisas, las propuestas de Rusia carecen de un fundamento para el diálogo”, aseguró Schevchuk.

El arzobispo mayor presentó a Francisco el trabajo realizado por la Iglesia para apoyar al pueblo en condiciones de guerra, y contó lo que vio mientras visitaba comunidades en el centro, este y sur de Ucrania: “Le conté al Papa sobre el servicio de nuestros obispos, sacerdotes, monjes y monjas en los territorios actualmente ocupados. Destaqué que todos nuestros pastores se mantuvieron cerca de la gente que sufre”.

Y agregó: “le conté como cada uno de nuestros templos, es decir, nuestra catedral, las demás iglesias y los monasterios se han convertido en centros de refugiados, hospitalidad y servicio humanitario”. Asimismo, el primado católico ucraniano presentó al pontífice el plan pastoral 2023 de la Iglesia greco-católica ucraniana, cuyo centro es “el servicio a los más débiles, la acogida y el acompañamiento de los desplazados, sanar las heridas causadas por la guerra”. 

Por último, el arzobispo Schevchuk -quien entre 2009 y 2011 fue auxiliar en una Iglesia greco-ucraniana de Buenos Aires-, agradeció al Papa su apoyo para “detener la guerra y mediar en la paz, promover la liberación de los rehenes y prisioneros, y organizar la solidaridad universal de la Iglesia Católica en favor del pueblo ucraniano que sufre”. 

Se trata de la primera salida de su país que el primado católico ucraniano realiza desde la invasión rusa a Ucrania, iniciada el 24 de febrero de este año.

Tras la audiencia con el Santo Padre, el arzobispo ucraniano mantendrá otras reuniones de alto nivel en la Curia romana.

 

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