Judaísmo

Janucá, la celebración de la luz venciendo a la oscuridad

Desde ayer domingo 18 de diciembre, la comunidad judía celebra Janucá, más conocida como la “Fiesta de las luminarias”. Finaliza el 26 de diciembre.

Tal nominación refiere a que la vida de cada ser humano solo resplandecerá si hay compromiso con la realidad; aquello que nos abraza en lo cotidiano, donde cada desafío (problema u obstáculo) es gestionado con fe desde la siguiente premisa: que una pequeña luz puede acabar con la inmensidad de la oscuridad.

La festividad judía se extiende a lo largo de ocho días en los cuales se van encendiendo ocho velas: una por día, de izquierda a derecha desde el comienzo del sol hasta la puesta de sol del próximo domingo.

En nombre del Superior Rabinato, el Rab Eliahu Hamra de AMIA expresó su importante significado: “Este encendido conmemora el milagro ocurrido en favor del pueblo de Israel entre los años 167 y 160 a.e.c, época durante la cual la monarquía Hasmonea se sobrepuso al gobierno heleno en la Tierra de Israel, luchando por sus derechos. Esta independencia nacional duró 130 años. La rebelión de los Hasmoneos fue debido a la persecución religiosa padecida por el pueblo de Israel, una de las primeras en la historia”.

Aunque es una fecha conmemorativa importante, no es una de las fiestas centrales del calendario judío. En tal sentido, el rabino explicó que “el pueblo de Israel innovó en el concepto por el cual el ser humano posee una grandeza dada por su permanente conexión entre el mundo material y el espiritual, razón por la cual sus acciones impactan e influyen tanto para el bien como para el mal en ambos mundos. Y que la cultura griega amó y valoró toda sabiduría, pero los decretos de Antíoco IV, que por ejemplo prohibían la observancia de Shabat y la circuncisión, con el propósito de desconectar el vínculo entre el ser humano y su Creador”.

Asimismo destacó: “La Menorá, el candelabro del Gran Templo de Jerusalén, tenía una vela que siempre permanecía encendida, denominada en hebreo ´Ner Tamid´, y cuyo significado es la permanente conexión entre el mundo terrenal y el celestial. Similarmente, en toda sinagoga, frente al Arca Sagrada donde se guardan los Rollos de la Torá, siempre hay una luz encendida. Es por ello que los helenos especialmente accionaron también contra la Menorá”.

Y subrayó: “Así, el encendido de la Janukiá, el candelabro que en verdad es la Menorá pero con una vela adicional, simboliza aquel candelabro vinculando al pueblo de Israel con el Creador. Es por eso que el precepto de encender la Janukiá viene a iluminar, de forma creciente, y destacar aquella conexión permanente entre el mundo terrenal y espiritual, y por cuyo mérito en el cumplimiento de su encendido se iluminarán nuestras vidas con abundancia espiritual y bendiciones. Mis deseos para toda la comunidad judía argentina por un Jánuca Sameaj, y que las luces de la Janukiá nos acompañe para todo el año”.

Cabe destacar que, coincidentemente con las fiestas cristianas de Navidad y Año nuevo, Janucá es una de las festividades judías más alegres pues se celebra y agradece a Dios la victoria de la luz sobre la oscuridad.

 

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